martes, 22 de junio de 2010


Atractivo, de buen apellido, extraodinario buen gusto para comer y vestirse, buen trabajo, etc., todo lo que una mujer quisiera como marido o como yerno… Sin embargo, toda cara tiene su seca. El pobre Bateman rezuma superficialidad, placer por el vacío, diversión inconsciente, consumismo latente y fanfarrón, desapego de la familia y las conductas que han hecho grande a cualquier país que se precie de cristiano y con principios morales activos… Todo este costado negativo podría obviarse, incluso hasta perdonarse, pero su otra vida, la de asesino serial, no.

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